El Regalo de la Navidad: Un Renacimiento
Dos día ante de la noche buena.
Clara siempre había sido una mujer muy especial, conocida por su
generosidad y amor por la familia. Sin embargo, con el paso de los años,
su éxito en los negocios y su creciente prosperidad la habían llevado a
valorar más los regalos caros y lujosos que la compañía de sus seres
queridos.
En esta Navidad, Clara había planeado una fiesta espectacular para su
familia. Había comprado los mejores regalos, decorado la casa con
elegancia y preparado un banquete exquisito. Sin embargo, cuando llegó
el día de la celebración, su familia llegó con regalos modestos y
simples.
Clara se sintió decepcionada y ofendida. ¿Cómo podían sus seres queridos
no apreciar su esfuerzo y generosidad? Su reacción amargó la fiesta, y
pronto se desmayó, infectada por la pandemia que azotaba la ciudad.
En el hospital, Clara cayó en un coma profundo. Mientras su familia
lloraba a su lado, una figura misteriosa apareció en su habitación. Se
llamaba Drom, y tenía una aurora brillante en su cabeza y una máscara de
zorro.
—¿Quieres venir conmigo? —le preguntó Drom, con una voz suave y
melodiosa.
Clara no podía responder, pero Drom la tomó de la mano y la llevó a un
lugar oscuro y silencioso. Allí, le mostró imágenes de su pasado,
momentos felices con su familia, libres de materialismo.
—Mira —le dijo Drom—. Esto es lo que verdaderamente importa.
Clara vio cómo su familia la amaba y apreciaba, sin importar los
regalos. Vio cómo su madre la abrazaba y le decía: "Te amo, Clara, no
importa qué regalos me des."
—¿Por qué no valoré eso? —se preguntó Clara, llorando.
Drom la llevó de regreso al hospital, donde su familia luchaba por
mantenerla con vida.
—Mi deber es mostrarle a las almas el pasado —le dijo Drom—, para que se
puedan despedir de este mundo.
Pero Clara no quería morir. Quería volver y cambiar.
—Por favor —le rogó a Drom—, déjame volver.
Drom sonrió.
—Ese es mi regalo para ti —dijo—. La esperanza de la Navidad.
Y con eso, Clara se despertó en su cama, el día antes de la Navidad.
Tenía una segunda oportunidad.
Esta vez, Clara valoró cada momento con su familia.
Recibió sus regalos
modestos con gratitud y amor.
—Gracias —les dijo—, por estar aquí conmigo.
Y en ese momento, Clara supo que había encontrado el verdadero
significado de la Navidad.
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